Realismo mágico, surrealismo y un extraño universo aparentemente infantil se abren paso en las obras de Inés María Fraschina.
En sus trabajos se despliega un desfile de personajes oníricos que conviven en perfecta armonía con algunos seres más sombríos.
En sus ilustraciones, que siempre vislumbran relatos, como si se tratase de fragmentos de un cuento, pareciera que siempre sus personajes esconden algo, como si poseyeran un secreto que no están dispuestos a compartir.